Ya es primavera tardía

Por ver si llegaba se pasó media tarde asomándose a la puerta. Al llegar la noche se dio cuenta de lo poco que había hecho y lo mucho que había vivido. También de lo fútil de su deseo.
- ¿Pero cómo pretendo que pase por mi calle si vive en otra ciudad?.- Sonrió distraído. Se riñó un poco. Cerró la puerta y llamó a un amigo.
- No es lo mismo, no es lo mismo- se dijo al colgar el teléfono- pero es real y sabe a abrazo y  risa...

Buscó su rastro en los últimos comunicados de prensa. Definitivamente él nunca estaría a la altura del mensaje en clave de los periódicos de tirada nacional. 
-Ni falta que hace- decidió. - Ya me conformaría con poder hablar en un idioma en el que me pudiera comunicar con los clientes de mi kiosko. Lo demás poco a poco.

Puso las revistas en orden. Desató los periódicos que el distribuidor había dejado en la parte de atrás. Subió la persiana. Saludó a su primer cliente con un piropo y un comentario del tiempo.
- ¡Qué elegante se ha puesto!¡Es mayo y lo parece!
Y su cliente se estiró un poco mirándose los zapatos.
-¿Le gustan?
-¡Ya lo creo!
         

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