Monstruo y Pajaruli

Érase una vez un monstruo que nunca aprendió a leer. Había sido pequeño, como todos los niños de su tierra. Fue al colegio, como todos los niños de su ciudad. Pero un día que estaba distraído una horrible mujer con aspecto de bruja entró en clase y le dirigió estas palabras:
-No podrás leer hasta que no te comas la lengua de siete almas viajeras y el corazón de un árbol. Solo entonces volverás a ser quien eres.
Y, alejándose, transformó su aspecto en el de un terrible monstruo. Su espalda se encorvó ligeramente. Sus brazos y piernas se cubrieron de vello. Se agrandaron las facciones de su rostro y dos colmillos se asomaron por su boca.
Sus padres buscaron quien deshiciera, quien encontrara un contrahechizo poderoso. Nadie sabía de aquel tormento. Un sabio les dijo que no se salvaría  hasta que no llegara a conocer las palabras pronunciadas por siete peregrinos. Sin otro consejo, se despidió de sus padres y buscó trabajo donde viven todas las palabras pronunciadas, la biblioteca del reino.

Como no sabía leer empezó a comer libros con todas sus hojas y cubiertas. Le sentaron muy mal, la tinta es indigesta. Entonces decidió algo inaudito.
Pensó en comerse las palabras por colores. empezó por las verdes:
- primavera, fronda, huerto, laguna, ...
Las azules:
-mar, cielo, frío, nomeolvides,
Las rojas, ¡ay, las rojas!, las rojas quemaban como el fuego
-amor, guindilla, brasa, odio...
Las negras las comió con los ojos cerrados, ¡daban tanto miedo...!
Cuando empezó con las violetas le entró una pena indescriptible y dejó de comer. Ni siquiera probaba el chocolate.
Entonces llegó un niño muy pequeño. Tan pequeño que ni siquiera valía la pena vestirlo. Lo miró con los ojos muy abiertos y le dijo:
-¿Puedo subirme a tu hombro? Estoy cansado
-¿No te asusto?
- No eres muy guapo, pero has elegido palabras muy bonitas, me gusta lo que veo.
Y como vio que el monstruo no se decidía añadió
-Peso muy poco y sé muchas historias. Podríamos salir a los caminos. Mientras me llevas podría prepararte bocadillos de cuentos con aceite, o ensaladas de accidentes geográficos. Son mis palabras preferidas.
El monstruo lo miró incrédulo.
-¿También a tí te han hechizado? ¡Pues vaya un par de dos! ¿Y cuál es tu castigo?
-Sólo cuando muestre a alguien el corazón de un árbol volveré a ser quien era. Es que no quería tener amigos, me enfrasqué en la lectura.
-¿Me enseñarás a leer?
-Puedo intentarlo.

Pasaron muchos días trotando por los prados.
-Dime una palabra que quieras leer
-Amigo
-¿A qué te sabe?
-A cosquillas, a sonrisa, a zumo de naranja
-¿A qué huele?
-A piscina y a pies sudados
-¿Qué pasa si la tocas?
-Que me envuelve, como un abrazo
-¿A qué suena?
- A risa y a ...-y mientras lo decía el pequeño escribía, con la luz de todo aquello que nombraba, esa palabra. La untaban en el pan, se la comían y empezaban con otra.

Pasaron muchos días y muchas palabras y los dos amigos se hicieron inseparables.
- Cada día estás más pequeño,  ¿estás enfermo?
- Se te está cayendo el pelo de los brazos. Tu cara también es diferente. Creo que está llegando ya la hora. ¿No quieres que volvamos a tu casa? Ya puedes leer todos los libros. Ya es hora de volver.

Fueron por el camino silenciosos. Durmieron junto a una enredadera llena de bignonias. Al despertar no había monstruo, sino un niño con ojos de sabio. Un pequeño colibrí zumbaba a su lado.
-Soy yo, Pajaruli.
-¿Te vas? Te echaré de menos, ¡no te vayas!
- Te conviene que sea así, te quiero porque me llevaste cuando estaba muy cansado, porque me hiciste reír, porque me hiciste llorar. Te quiero porque te quiero.  Me encontrarás  siempre en las palabras.

Pajaruli se acercó a una flor colgante, libó un poco de néctar y se alejó con el vuelo nervioso de los pájaros.
Él se vio de nuevo  en  clase. Estaban repasando para un examen de Lengua. Saboreó las palabras, las olió, las tocó, las vio, las oyó y cuando el maestro le preguntó sobre lo que estaban trabajando pudo contestar sin equivocarse

       ( La cursiva es robada , pero inspiró esta historia)                                   

Comentarios

Entradas populares