Son tus zapatos, ya lo sabes

Ese par de zapatos que son amantes se desliza de noche bajo la cama. Se huelen, se miran, se reconocen, se besan, ¡cómo se besan!, se enredan con sus cordones, se susurran palabras, ¡qué suave estás! ¡Cómo me gustas! se abrazan y bailan agarrados sintiendo su calor, los escasos huecos  que dejan sin tocarse. 
Arriba, en el colchón, se mueren de envidia los durmientes. Los ven gozar ahí tan apretados, el tango ardiente que quema sus pupilas tapadas por los párpados. Acaso por contigüidad empiezan a mecerse. Se van con los zapatos en su sueño. que los amantes permanecen escondidos. 
Así, descalzos, farola los ha visto. Un vals sonámbulo. De vida soñada llenos. Doloridos de las piedras del camino, anhelantes de su amor dormido que quiere despertar.
Los zapatos amantes, entre tanto, salen a la ventana. Se bañan de luz blanca de luna. Huyen cuando un gato se aproxima, saltan ruidosos en la cama, caen,  rendidos, a tus pies.

Comentarios

Entradas populares