Monstruo conoce a pez linterna.

-¿Dónde estás, monstruo?
- Déjame dormir, estoy cansado.
- Avisa cuando te despiertes. Tengo ganas de explorar el mundo contigo. ¿No te apetece conocer las simas del océano?
-¿No estarán demasiados oscuras?
- Conozco un pez linterna. Le gusta hacer de guía.
-¿Aguantaremos tanto rato sin respirar?
-¡Pero monstruo! ¡Si esto es un cuento!
-¿Y con eso que me quieres decir?
-Que llegaremos en un pispás y que volveremos antes de ponernos completamente morados.
-¿Y si nos perdemos?
-Pues que apareceremos en otra parte del planeta. También podemos llevar una reserva de burbujas.
-Eso me parece más sensato. A ver cómo la hacemos.
-Tenemos que buscar un poco de jabón, hacer mucha espuma. cerrar fuerte las manos y abrirlas sin acabar de separar los dedos largos del pulgar.
Y mientras lo explicaba iba haciendo todos los gestos con sus manos. 
-Luego soplamos con mucho cuidado por la "o" que se forma, sin romper la película de brillo.
- ¿Y salen muchas pompas?
- Todas las que tú quieras.
-¿Dónde las guardaremos?
- Eso..., eso tenemos que pensarlo.
-¿Podría ser en un paracaídas?
-Desde luego, ahí cabrían muchísimas. Podríamos recorrer todo el fondo marino sin problemas.

Monstruo se frotó los ojos. Sacó de su mochila un trozo de jabón con olor a fresa. Se acercó al arroyo e hizo su primera prueba. 
- No está mal para un principiante- le dijo su amigo.¡Y es que casi doblaba su tamaño!



Se pusieron manos a la obra y una vez llenaron el paracaídas pusieron el dedo en un punto del Atlántico, se taparon la nariz y se zambulleron confiados.

Monstruo le preguntó entre dientes.
-¿Por qué no me has dicho que tu amigo era tan feo? No sé si me va a gustar estar con él todo el camino.
- No te fíes de las apariencias. Es completamente inofensivo. Además. ¿Tú te has mirado al espejo?


Monstruo se rió a sus anchas.
-¡Es que nunca me acuerdo! ¡Como ya no me peino...!

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