Confusión

He conocido un contorsionista lúcido. No es que trabajara para el circo, es que se equivocaron de espalda cuando el accidente. Le pusieron por error la de un saltimbanqui que acababa de caer del trapecio desde  varios metros de altura. 
El saltimbanqui se fue tan contento. Menudo chollo se había encontrado.
El pobre contorsionista, que no lo era,  empezó a trabajar  cuando le dieron el alta, rodeando su cuello con una de las piernas. Al principio los clientes que lo veían le echaban monedas. A todo se acostumbra uno y empezó a parecerles normal. No a todos, claro ¡Que él bien que se quejaba de la espalda!
Puso un busca y captura. Encontró al saltimbanqui durmiendo la siesta y antes de que pudiera abrir los ojos ya le había dado el cambiazo.
Estuvo unos días sin saber muy bien dónde poner la pierna. Hasta que a base de caramelos que le iba dando de premio, se le quitó la manía.
A veces tiene un dolor fantasma. Para asustarlo enciende todas las luces de  su cuerpo.

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