¿A raya?

He puesto a dieta a mi alter ego. No deja de picar entre comidas, no deja de asomarse a la nevera, a la ventana por ver si llega el guaperas que ha descubierto recientemente en la calle, se arregla aún más que antes y me está pidiendo que le compre tacones de aguja de los de vértigo.

Yo le digo:

-Deja de comer a todas horas que vas a echar un culo abominable, eso es lo único que necesitas. ¡Ya eres bastante atractiva! ¡Te diseñé yo para que lo fueras!, ¿no me dijiste eso hace poco?

-¡Con lo que me estoy divirtiendo! ¡Aguafiestas!-  Pero me pone ojitos de con lo que yo te quiero, o de perro abandonado para que me dé pena y ceda.

 Y no digo que no me haya ganado en algún momento. Me dice:

-Ven, asómate conmigo, que es sólo para ver si viene tu familia.

Y me asomo con ella.

- ¡A ver!, un momentito…

Y cuando menos me lo espero ya ha metido el cuello y medio cuerpo en la casa del que quiere. Me arrastra. Aunque me cueste aceptarlo, me arrastra.

Vuelve riéndose o con la sonrisa ancha. Es divertido el tipo, no la culpo.

La amenazo con desbaratarla, con disolverla en la nada digital…Pero es como mi hija sin hombre de por medio, claro. ¡Le tengo hasta cariño! Lo pienso…  pero no puedo.

Se está leyendo una novela. Yo la dejé porque a ratos me resultaba revulsiva.

-¿A ti no te da nada?- Le pregunto.

- Quien te mandará leerlo todo. Yo me salto lo que me da la gana, ese es el truco.

Y le debe ir  bastante bien porque la lleva ya más de mediada

Anoche, mientras acababa unos papeles de la oficina la oí hablar en sueños:

- ¡Mamá, no me castigues!

¿Mamá? ¿Castigues? ¿Acaso has sido alguna vez niña? ¿Acaso tiene madre? ¡No se referirá a mí la desgraciada! ¿Tendrá también adolescencia? ¡Señor, dame paciencia! ¡Donde las dan las toman, no lo quiero ni pensar! ¡O acabo resolviendo esto de forma algo más drástica o me temo que tengo para tiempo!