A propósito de Vincent

Apenas podía andar y ella lo había llevado a la sierra, a disfrutar un rato al aire libre.

- ¿Por qué te quiero tanto? - Se preguntó en alto después de escucharla un rato.

Era la época en la que se la veía tristona. Estaba claro que no sabía apreciar unos señores celos, el significado. 

- ¿Qué sentido tiene que te quieran tanto si les molesta que otros te aprecien de corazón? ¿Acaso él no disfruta de otra gente, se enorgullece cuando se ve valorado, querido por los otros?

-Sí, pero no ve  que tú le quieres. 

Ella cuando disfrutaba, disfrutaba con intensidad. Cuando quería  a alguien se le notaba de lejos. Cuando se dolía, también parecía exagerada. Pero eso de que pudiera disfrutar con los demás casi tanto como con él... ¡Que no, ea! ¡Que eso no era así! ¡Que para eso no se vivía en  pareja!

Sin embargo ella no era capaz de ver el miedo a perderla. Esa manera de expresarlo le desconcertaba, le hacía sentirse culpable por ser como era. En vez de sentirse muy deseada lo vivía como si la estuvieran ahogando, como si no se le permitiera expresar sus afectos. 

Tienen los celos airados ese doble filo de no querer dejar a la vista la fragilidad del que los siente y muestran una máscara que no mueve a compasión sino a coger distancia.

Vincent fue un salvavidas de muchas de sus tormentas. Compartían algún que otro interés elucubrativo. Podría ser su padre, pero era más un hermano que otra cosa. Le decía que la quería, porque la quería de verdad. También para animarla aunque sin éxito. El barullo interior era tan grande que aunque se sentía querida, y mucho, por él, no conseguía ver cómo hacer para salir de su atolladero personal. Su cariño no conseguía contrarrestar el caos, el sentimiento de negación que ella experimentaba.

Y ahora, muchos años después de su muerte,  le seguía molestando que dijeran que él se aprovechaba de los demás, que los engatusaba sin mostrar el verdadero propósito. Estaba claro que no lo habían querido, que no lo habían entendido, qué pena, porque quería con generosidad y sin aspavientos, como muy pocos saben.