Saltaba la vista

El maestro estaba explicando unos problemas y al cabo de un rato vio que Rosa se levantaba precipitadamente
-¿Puedo salir voluntaria?- dio un salto y luego otro.
- Deja de dar saltos, ¡ay de tí como no lo sepas hacer!.
- No, si lo que decía es que si puedo salir voluntariamente al servicio, es que no me puedo aguantar
- Venga, venga, ya me parecía a mí raro tanto entusiasmo.
Las caras de sus compañeros más cercanos estaban risueñas. Las del resto con signos de interrogación en las pestañas. 
La vieron salir tapándose la cara. Algunos vieron por los cristales de la puerta que seguía una trayectoria bastante extravagante. Daba pequeños saltitos que no describían una línea recta en dirección a los baños sino que se aproximaban a un gran charco del patio.
Una vez en el filo, se agachó y abrió mucho los ojos. De ellos salieron dos pequeñas ranitas. Saltaba la vista, y para que no se le escapara se retorció mientras pudo hacerlo en el asiento de su pupitre. ¿Quién le mandaría al profesor darse la vuelta? No le quedó más remedio que convertirla en ranas.

Comentarios

Entradas populares