La casa dormida

Estaba en la casa de su infancia y le tocó sacar la basura. El contenedor estaba muy cerca de la esquina donde vivía Nico. Detrás de la cancela se veía un jardín muy bien cuidado: el césped recién cortado, sin parches secos o filos sin desfilar. Las palmeras como si les acabaran de hacer la manicura, ni un ruido, ni una sombra fuera de tono.
- ¡Pero ahí no estaba la cancela por la que entrábamos!.
La casa tampoco era la antigua aunque conservaba otra edificación menor por la parte de atrás. Una valla muy alta y frondosa le impedía ver con claridad. ¿Seguiría existiendo la casa del guarda?
Empezó a rodear la tapia buscando un agujero por donde ver mejor. Un poco más abajo, en un portón metálico abandonado vio escrito en blanco "San Nicolás" y una flecha del mismo color que indicaba hacia un carril de tierra.
-Sí, la puerta estaba antes ahí. La casita del guarda daba al barranco. La escalera lateral daba a un piso con tres habitaciones comunicadas. La primera cama iba a ser la mía. Al menos en los sueños siempre lo es.
Recordaba un colchón de lana y una colcha de flores. Muchos trapos en una cesta de mimbre, el postigo de la ventana casi cerrado. La madre de la guardesa siempre estaba sentada en una butaca baja. Sonreía cuando los veía correr por allí.  Debían estar jugando al escondite.
-No te he vuelto a ver. No sé nada de ti. Debes tener mi edad - dijo en voz alta.
Al seguir rodeando la antigua casa de sus padres encontró una más pequeña: "San Nicolás". 
-Esta debe ser la suya ahora.- Pensó para sí. No era la que buscaba. Todo estaba callado, recogido, impoluto pero vacío, como sin vida.
Entre la casa grande y la pequeña vio lo que parecía una cochera con unas habitaciones encima. La cochera, abierta, dejaba ver sillas de enea muy viejas al rededor de una caja de fruta.
La casa se convirtió en ojos y buscó los suyos.
-¿Eres tú?-  La casa desapareció detrás de esas pupilas oscuras. Los suyos se llenaron de lágrimas.
-¿Qué nos pasó?
Se volvió sin hacer ruido, como el que teme despertar a un niño recién dormido.

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