Ni rastro

 Apagó la luz. Encendió la bombilla roja y se puso manos a la obra. Las imágenes en negativo cubrieron el papel. Enfocó buscando bordes nítidos, reajustó al tamaño del papel, sacó  papel de fotografía de la caja y calculó siete segundos. 

Al sumergirla en la primera cubeta empezaron a formarse imágenes como por arte de magia. 

- Un enjuague para detener el proceso y al secadero.- Pero justo antes de sacarla del agua aporrearon la puerta.

-Te llaman. Por lo del trabajo. Corre.

Se secó las manos . Apagó la reveladora y salió pitando. 

Quedó  a medio colgar y a medio enjuagar.

Las sales de plata se pusieron a discutir con el agua.

- ¡Abran paso! ¡Abran paso!

-Eh, vosotras ¿Dónde  creéis que vais? ¿No veis que ya tiene suficiente contraste? - Se lanzaron a presión sobre ellas intentando disuadirlas  pero fue tarde. 

Los ojos se habían convertido en pozos y las ojeras en valles de tinieblas. La nariz y la boca, la una pizpireta, la otra carnosa y sensual quedaron lívidas del susto. 

La puerta mal cerrada se abrió de golpe y una corriente renovó aquel ambiente irrespirable.

- ¡Mi pelo, mi pelo!- dijo con un hilillo de voz esa boca apenas definida

- ¡Para el caso que le haces...!

- ¡Pero es mío!- protestó ahora con un poco más de energía

 - ¿Es que no sabes eso de que al que tiene se le quietará hasta lo que tiene? Si Tan poco te importa... ¡Ya lo has perdido! jajajajaja- y sonó como la más macabra de las risas. 

Sales de plata y agua limpia se enzarzaron en una pelea por toda la superficie del papel. Poco a poco los movimientos se iban haciendo más difíciles. Los desplazamientos más lentos. Ninguno había reparado en el efecto secativo del aire. 

- No encuentro el registro de esa imagen - sollozó el cliché mirándose una y otra vez de cabo a rabo.

- Ni siquiera lo recuerdo. Debo  estar deteriorándome.- Y él mismo, sin poder soportar la incongruencia, se quitó de en medio como pudo. 

Cuando Inés volvió al laboratorio y encendió la luz, encontró colgado de una esquina un rostro lleno de cicatrices, una mirada ahogada en la pena y el cansancio, y cientos de minúsculas lágrimas emergiendo del cuero cabelludo de lo que debía ser un retrato de mujer. 

Ni rastro del negativo.



Comentarios

  1. Un relato curioso y creativo... Y dinámico sin duda. :)))))))

    Abrazos Loles.

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