Las montañas del sueño
Transité las montañas del sueño de color sepia. Me llevaron muy lejos, donde nadie habita si no es la noche. Volé por las esquinas hasta la puerta. Encontré un valle abierto, desfiladeros, un palacio vacío pues tú no estabas.
- ¿Están muy lejos las montañas del sueño?- Preguntó a Monstruo levantando la cabeza del libro.
- No, no. Están aquí mismo.
- ¿Dónde? ¡Yo no las veo!
-Hay que cerrar los ojos y sacar una lupa.
- ¿Así?
-No abras los ojos, porque entonces no verás nada de lo que hay que ver. Saca ese cuaderno que llevas dentro de tí y anota lo que aparezca ¿Estás preparado?
Entonces Menudito asintió y abrió mucho las orejas.
- Mira a través de la lupa y dime a dónde quieres llegar.
-¡Las estoy viendo! ¡Las estoy viendo!
Pero a partir de aquel momento estuvo solo, pues solo la noche habitaba las montañas del sueño. Menudito no se dio cuenta al principio.
¡El mundo es tan grande, hay tanto espacio vacío, que a menudo uno se siente un poco a solas! Atravesó colinas cubiertas de pasto que le hizo cosquillas. Más adelante se abrió el espacio dejando a la vista una ciudad de piedra de grandes edificios cubiertos de polvo y ruina. . Ni sombras ni eco de habitantes. Empezó a echar de menos a Monstruo. Atravesó los muros y al llegar al desfiladero intentó abrir las alas que usaba en los sueños. Estaba aún muy lejos del acantilado desde el que saltaba y el peso de la pena le impidió despegar. Vio el brillo de la luna por el horizonte.
- ¡Es de noche! ¡Si al menos pudiera ver las estrellas con Monstruo!- suspiró
Sin abrir aún los ojos sacó su cuaderno, sus lápices de colores y pintó un pequeño cohete con una ventana redonda por la que se asomaba él mismo.
Se quedó un momento en blanco, como dudando si pintarse o no una sonrisa, porque el cohete, el viaje...lo haría para encontrarse con su amigo, tenía esperanza de encontrarlo, casi podía oír cómo se le aceleraba el corazón al sentirlo un poco más cerca.
-¡Pero si el que está pintando soy yo! - se dijo.
Entonces cogió la goma, agrandó un poquito el cohete y en la ventanilla redonda aparecieron dos caras, Una pequeña sonriente y mellada de él mismo. Otra mucho más grande, velluda y bondadosa, la de su amigo monstruo.
En las estanterías de la cocina de abordo aparecieron galletas de jengibre y canela, una lámpara con la pantalla quemada y algunos libros llenos de palabras difíciles que a Monstruo le gustaba investigar.
-¿Vamos a por los otros?
- ¡Vamos!
Aquí la Menudita se ha quedado encantada. 😘 Besitos.
ResponderEliminarMe ha llegado tu libro! A vet ahora cómo lo suelto! 😍😘😘😘
EliminarOh! Mil gracias. Espero que sea de tu agrado, nada me gustaría más. ♥️��
EliminarEs bien rico lo soñar. Y si de paso se viaja, se ahorra uno un dineral. Un abrazo, Loles.
ResponderEliminar¡Ya te digo, hasta las antípodas si es menester! Un abrazo
Eliminarvamos , que quiero ver que dicen los otros tambien..
ResponderEliminarhistoria de montañas..
hrrmosa
saludos loles! abrazo desde mis.montañas
¡Qué alegría verte por aquí! A tí también te eché de menos. Un abrazo
Eliminaramo lo que escribes porque te sale del alma bella que tienens
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