Excesos

A veces tenía tan ocupada su cabeza que empezaba a faltarle el aire, el sitio del aire. Se le escapaban las cosas hacia la nariz, hacia los pulmones, empezaban a oprimirle el corazón... Y era entonces cuando se acordaba de que tenía que hacer limpieza.
Lo malo era que con el ímpetu se le escapaban algunas que mejor las hubiera dejado guardadas. No sabía de dónde salían.
-Las he tenido que ir recogiendo sin darme ni cuenta. ¿Para qué querré yo toda esta porquería? ¿Y a ver dónde se deja sin que hagan daño a nadie? Tendré que estar más atenta, que luego siempre me arrepiento.

Hacía limpieza lo mejor que podía, pero es que no se puede coger mierda sin acabar hecho unos zorros, y por mucho que ponía cuidado al sacarla acababa perdida. 
Claro que eso siempre era mejor que esconderla debajo de la alfombra, porque luego, cuando menos te lo esperabas... ¡zas!, todos los zapatos llenos.

Decidió hacerse monja tibetana y dedicarse a la meditación. A vaciar su mente de cualquier cosa que no fuera el presente.
A los dos años de estar en el monasterio empezó a faltarle el aire. Así que empezó con la limpieza habitual. 
Esta vez su sorpresa fue grande. Al ir sacando presente, todo lo que salía iba desapareciendo en la nada del no-tiempo. Una vez vacía de todo lo acumulado se vio entre dos abismos tan impensables e inasibles que, de perdidos al río,  se tapó la nariz para sumergirse en aquello de cabeza. 
Dicen  que aún sigue nadando.




Comentarios

  1. un relato terrible esta vez. todo eso que envenena, cuando queda mucho tiempo guardado se pudre.

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  2. Así es. ¡Buen domingo! Un abrazo Eli

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  3. Como no tienes nada nuevo publicado, y esta entrada no la había leído, he aprovechado para ello, y me alegra, porque es un gusto leerte.

    Un bonito relato, y es que no se pueden tener tantas cosas en la cabeza, hay que barrer por dentro primero.

    Un beso enorme.

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  4. No entendí bien al personaje, ahí sigo pensando. Supongo que a veces abisma tanto el aferrarse al pasado como hacerlo a presente, y a ese vaciarse en lo material o en el uno mismo. Si no tenemos nada que guardar en el desván de la memoria igual es que nada estamos siendo. No sé, ahí sigo dándole vueltas al asunto; un abrazo...

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    1. Eso creo yo, que al pasado podemos se le puede sacar un poco de punta. Gracias por pasarte y ayudarme con la edición. Besos

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