La narradora

Era el narrador en su historia. Se hizo experta en contar las vidas de los otros. No una gran experta, pero sí aceptable, incluso a veces buena.
Flotaba, nadaba y buceaba en los mares ajenos añorando la época en la que fue ola, una pequeña onda del océano.
Ya se sabe que las olas se unen a otras olas y a veces chocan, se suman o se restan. Provocan mar de fondo, marejadas furiosas, oleajes que propician el juego o el mar de la tranquilidad que deja ver fondos tan distintos, tan sorprendentes.

Para ver belleza sólo hay que abrir los ojos, dejarse acariciar por los colores, las texturas, los espacios, las querencias y sentir the wonder, el sentimiento de asombro y admiración causado por ese ser único hermoso, valioso y  poco familiar que se revela. ¡Pero se ve tan poco si no te metes...!

La cosa es que el narrador añoraba ser ola, ser el protagonista de su historia, mezclarse con otros, hacerse la ilusión de ser él mismo el mar. Eso de ser una (porque pocos textos tienen más de un narrador) le estaba empezando a resultar un poco solitario. No veía con nitidez y pocas veces llegaba a grandes descubrimientos desde la orilla.
-¡Pues a explorar! ¡Es lo que toca!

Empezó por remangarse los pantalones. Se acercó a la orilla. 
- ¡Qué fría está el agua!
Se volvió a su casa. 
- Mañana vuelvo en bañador.
Volvía y la brisilla cerca de la orilla le echaba para atrás. 
-Que me va a dar frío al salir. Mejor mañana.
Al día siguiente las olas amenazaban revolcón. 
Al otro llovió. El de después hizo bueno pero no se había llevado la toalla, y ya se sabe que es condición sine qua non
Al que vino detrás el sol quemaba. Otra vez se quedó colgada de un brillo. Le embobó una nube. Persiguió a una gaviota por la playa... Y fueron pasando días y días y llegó el invierno. 

Tenía nuestra narradora una alberca donde nadaban zapateros, larvas de varios insectos amén de  ranas, tritones, y hasta algún pato viajero que parase a descansar. 
Cuando se acabó el invierno la vació, la encaló y la volvió a llenar. Soñó con un mar pequeño, azul, doméstico y dulce. Sin tormentas ni corrientes frías. Sin turbiedades ni profundidades amenazantes y allí se convirtió en agua. Supo que lo era cuando un renacuajo le hizo cosquillas.
Tal vez ahora sueña ser nube y así llegar hasta el mar. 


Comentarios

  1. Un entretenido y bien desarrollado relato. Una historia muy natural y con trasfondo. Un canto a la expresión más genuina.

    Y sí, me hago una idea de cómo puedes sentirte, en ocasiones... No tanto la razón en sí, no es fácil percibirla, pero sí que hay algo en ti que llama la atención. "Algo hay ahí que pugna por salir". Ese "algo" sí destaca!

    Fuerte abrazo Loles. Un placer poder contactar a niveles más personales, más profundos, más uno mismo.

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