Algo más que la luz

Una oscuridad casi total. Un bosque. Un grupo humano esperando que amanezca. Narradores de historias antiguas que ahuyentan el miedo y los hacen sentirse menos incapaces de superar la noche, los ruidos desconocidos, los fantasmas personales y colectivos, los peligros reales. La primera historia para devolver la confianza en la bondad de Natura:

Al principio del tiempo Hombre recorrió el mundo. Un pedregal sin agua ni vegetación. Sin apenas animales que cazar. Sin agua que calmara su sed, sin fruta que calmara su hambre. Hombre estuvo a punto de morir pero el cielo descargó lluvia. El viento trajo semillas y tierra que las cubrieron. Aparecieron los primeros cereales, las primeras flores. Y no sólo llenó su estómago. También sus ojos se llenaron de verde y otros colores que llenaron a Hombre de alegría. Más allá de los campos de trigo se erguían árboles enormes. Allí estaba Hembra. Cazadora y recolectora, perteneciente a una tribu.

Se trata de pasar la noche en busca de la luz. Apartamos la parte tenebrosa, las luchas intestinas. Damos brillo a lo que da esperanza, a lo que nos alimenta. Por eso en nuestra historia nocturna repasamos primero las ventajas de la tribu. La bondad de Natura.

En el siguiente episodio los hijos de Hembra y Hombre pueblan el bosque. Un jabalí acecha. Envidias, torpezas, prejuicios amenazan la paz de la tribu. Algunos se separan y caen presos de los bárbaros. Druidas, grandes y pequeños se reúnen y encuentran un pasadizo por las copas de los árboles. Los rescatan cortando la base de los troncos tras su paso, que caen al cargarse de peso.

El miedo a ser atacados les envuelve cada noche. Libran batallas contra los elementos: el rayo, las inundaciones, las fieras salvajes.
Cada uno ha de poner de su astucia y su valor para salir adelante.  

Ena, la hija muda de Hombre y Hembra, ve a su hermano pequeño temblando de frío. Se acerca a un matorral incendiado por el rayo. Agarra una rama y la lleva para que se caliente. Su hermano le pide que alimente el fuego en el centro del claro del bosque. Se hace la luz y todos trabajan para que no se extinga.

El niño sobrevivió a la noche y a la noche siguiente, y se hizo mayor. El fuego fue sinónimo de luz en las tinieblas, de hogar en descampado. Mientras la llama no se extinga habrá un poco de luz en la oscuridad. 
-¿Ya podemos encender la luz?- Dijo la más pequeña desde debajo de la tienda improvisada con la colcha
-  Es que me hago pis. 
- ¿Pero te has enterado de la historia?
- ¿Que cuando hay luz no tengo tanto miedo? ¡Eso ya lo sabía! 
- ¡Enciende valiente!
- ¿Me acompañas?
- ¡Algo más que luz, me parece!

Comentarios

  1. Gracias por pasar y hacere conocer.Me gusta tu escrito
    Gracias desde Miami

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