De matemáticas y otras vivencias íntimas

Suma dos, resta tres, multiplícalo por cuatro. Ahora llega un treinta por ciento de descuento porque el año ha sido malo, porque te tocó bailar con la más fea, o porque la más fea eres tú. Incrementa el valor de la variable cuando tiende al infinito. Calcula la raíz cuadrada, no, mejor la raíz sexta de la diferencia de cien. Réstale el logaritmo neperiano de e. Me sigues, ¿no? Son demasiadas variables, tal vez nos convenga introducir en la resolución de este problema alguna matriz, (ahí fue donde yo empecé a perderme un poco). En nuestro caso también podríamos recurrir a la estadística. Algún que otro sumatorio, un par de sucesiones  con repetición, algún cálculo de medias, el dato de la desviación típica...  No pongas esa cara que no es para tanto. Lo sabe casi cualquiera. Has estado rodeado de objetos cuantificables toda tu vida. No me digas que aún no has descubierto las relaciones entre los números, o que no te has informado. Ahora dirás que  el día que tú lo descubriste te consideraron demasiado pequeño, o que no les gustó el resultado de tu cuenta, o que la forma de resolverla no era la oficial, que te crearon mucha inseguridad porque cada vez que dudabas te recordaban lo torpe que eras... Tal vez no te alentaron demasiado, vale, pero de ahí a que sea todo por eso....¿no será que nunca les prestaste atención porque sólo te resultaban atractivos los resultados pares en los que no apareciera el 8 ni siquiera como divisor?

Comentarios

  1. Respuestas
    1. Me gustan las matemáticas. Me resultaba fácil no perderme. Me gustan hasta para entender cosas más prácticas de la vida en las que no siempre estoy muy ducha. Por ejemplo que resulta ridículo culpar al resto de que no te formaron cuando puede ser que tú simplemente seas demasiado selectivo, no aceptes lo que vives sólo porque no te gusta. También podría servir el texto para que te hagas una idea de cómo me siento yo ante ciertas cosas. Un abrazo Ernesto.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares