Modisto
- No te pongas modisto, como yo - le dijo cuando le contó que no sabía si podría sacarle partido a la oportunidad.
- Será modesto
- No, no, modisto.
Y mientras le decía no, no, se fijó en su ropa. Efectivamente se la había cortado para la ocasión. Iba a comprarse un coche cuando se lo encontró por la calle, y como de motor sabía un rato, el modelito que llevaba le quedaba que parecía un figurín.
- ¡Caramba! ¡Pues sí que vas elegante!
- Gracias. ya te he dicho que me pongo modisto. Me has pillado en un buen momento. Suelo ir más de diario. Ya sabes, me considero del montón.
- No te pongas modisto, que se te acaba de torcer el nudo de la corbata.
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