La mar venía arbolada

 "Era invierno y hacía mal tiempo. Los barcos no salieron porque la mar venía arbolada" 

(La isla de las manzanas y los hijos del capitán. Juan Farias)


Empezaron los pinos, agitando mucho los brazos. Sus copas redondas se volvieron rizos verdes de corredor. Les seguían jaras, adelfas, castaños, sin orden ni concierto. Los pájaros revoloteaban con tanto subibaja de las olas y el revuelo se convirtió en estruendo. El cielo se oscureció como de tormenta, tantos eran y tal masa de aire movían sus alas.

Se levantaban árboles cada vez más grandes de la superficie del agua originando caos y advertencias allá donde miraras. 

Los barcos temblaban amarados. 

-¿Amarados? 

- De amar-a-dos, porque se apiñaban preferentemente en pareja, pero también de  amarar, porque se posaban casi con fragilidad, cabeceando, temiendo hundirse.

Me veo frente al mar, en la playa.  La arena gris y húmeda. El terral empujando por detrás,  aullando de placer, dirigiendo la orquesta de olas y espuma. Mi abrigo largo pegado a mis piernas suplicando volar, alejándose de ellas sin éxito. 

- ¡Quédate conmigo, tonto!- le digo- ¿No ves que estamos hechos el uno para el otro?- Y sigue aleteando para que no vea su sonrisa. No me hace falta verla. Me llega el calor de su abrazo.

Comentarios

  1. Por momentos me hiciste recordar Rayuela de Cortázar Un escribir que va detallando desde tu mente como si vos fueras viviendo lo que escribes y los sientes
    beso Bella

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    1. Así es. ¿No es esa la magia de las palabras? ¿Poder vivir o revivir lo que nos cuentan?
      Un abrazo Mucha

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