Beware of the dog

Tiene la casa una cancela recién pintada. Al lado, en  el mismo pilar que están las bisagras hay un cartel: Cuidado con el perro. 

No he visto al perro todavía. El resto parece amable. Invita a pasar: árboles de sombra bien podados y regados, macetas con flores en el arriate junto  a la puerta, todo limpio de malas hierbas, ni una sola ortiga. Un rincón con plantas de rocalla. El áloe parece sacado de una pintura: ni una hoja mustia, ni una mayor que la de al lado, abierto como una flor que se despereza. Junto a la tapia: naranjos, llenos de fruta dulce de comer y saludable. 

¿Dónde estará? No se oye, sólo el trajín de estar limpiando con las ventanas abiertas. Apenas llega el ruido de la ciudad.

Un par de gorriones saltarines transitan el caminito artificial que lleva a la casa. 

En la residencia me dí una ducha bien larga, cabeza y barba lavadas. Ropa interior limpia, camisa y pantalones oliendo a suavizante. Debe ser por eso que parece que la ropa y el pelo se despegan de la piel, y la piel está fresca y sin apenas olor. Lo que huele son aromas añadidos. Parezco una señorita justo antes de salir. 

Pero me han dicho que es aquí donde buscan jardinero, y no iba a venir con las pintas que gasto después de varias noches en la calle. No porque me disgusten, que como no me miro al espejo ...ojos que no ven corazón que no siente, sino porque me lo han recomendado encarecidamente.  Mi propósito de Año Nuevo: ordenarme en el vivir. Como me parece ambicioso empiezo por lo más fácil: un trabajo que me sujete a un horario. Llevo recomendación del cura. Soy pacífico y éso, dice, juega a mi favor. No sé si yo diría lo mismo. Más de una paliza me he llevado así por ser tan feo.  

La señora de la casa me dice que sí, que necesitan a alguien mientras  Antonio (adivino que el jardinero) se repone del covid. Supongo que es la excusa para probar si valgo y luego, ya veremos. Pero no quiero discutir porque el jardín, tan limpio, creo que me ayudará a conseguir lo que me propongo.

- Y ya que ha venido saque usted esas bolsas al contenedor y así va conociendo la casa.

No sabía yo que las casas se conocieran camino del contenedor, pero me callo, porque si no me va a dar la risa.

He empezado por sacar las bolsas de hojas que Antonio se dejó almacenadas en la parte de atrás. La carretilla está un poco oxidada, pero da el apaño. Ocho bolsas de las de comunidad. Cuatro viajes porque estaban bien llenas. Tentado he estado de rebuscar en las cajas de Amazon que había junto al contenedor. Esas mantas de aislante que utilizan para proteger de golpes son tan suaves, tan ligeras... Pero luego me he acordado del propósito. Total, sólo quedan dos días para estrenar el año y voy a empezarlo bien. Además puedo volver luego. En este barrio de ricos seguro que hay de todo en la basura.

- ¿Necesita algo más señora? - No sé muy bien por qué le pregunto, porque igual me dice que le lave el coche para conocer la marca. Lo de hoy no estaba previsto y mira. Cuatro viajes  por doscientos treinta y siete pasos, le he regalado  novecientos cuarenta y ocho pasos. Y me estoy meando. No sé si es muy correcto preguntar por el váter el primer día de trabajo. Vaya a pensarse que quiero olisquear lo que tiene en la casa. 

- Pues ya que está aquí podría limpiar un poco la entrada, que con el viento de anoche se han caído unas ramitas.

Ni las había visto. Junto a la carretilla hay un escobón y una pala. En cuanto las barra me despido que capaz es de seguir.

- Me voy señora. Mañana a las ocho estaré aquí.

- No hace falta que vuelva. Me acaba de llamar Antonio que mañana se incorpora. Rezaré por usted.

- Rece usted por quien quiera señora- no lo he podido evitar- pero que a mí me venía mejor un bocadillo de jamón y una cerveza,  después de una visita al baño.

Me ha puesto muy mala cara. Me ha llamado desagradecido porque lo de rezar es lo mejor que se lo ocurre sin duda.

Me he colgado un cartel que pone lo mismo que el de  la casa, pero en inglés, que para eso nací en el extranjero. Es como una placa de sheriff un poco grande. A veces muerdo. No sé si son secuelas de la rabia. 

"Beware of the dog"

Ea, ya.

Comentarios

  1. ¡¡Qué buen relato!! Ay madre, y como se ha quedado al final, ¿será posible? ¡Muy feliz año! :D

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    1. Muchas gracias Margarita! Feliz Año para tí también! Un abrazo

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  2. ¡Gracias Mari Carmen! Un abrazo fuerte

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  3. ¿Hace un chin chin sin abrir la boca?

    Abrazos Loles.

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  4. Pues al final tuvo suerte el hombre, dentro de lo malo. Porque trabajar para alguien así, supone una humillación constante. Buen relato para finalizar el año, a ritmo de tu saber hacer habitual. Avanza a delicados saltos, como esos gorriones que cruzan por el lindo camino que conduce a la prepotencia.

    Feliz Año, y buenos cuentos. Un abrazo, Loles.

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