Un olfato singular

 - ¿Por qué huele a bizcocho esa papelera?- dijo mucho antes de llegar hasta ella

-  Algún niño habrá tirado un pedazo. Se le habrá caído al suelo o tenía muchas ganas de jugar y no se  ha comido todo lo que le han puesto de merienda.- Dijo la seño.

Así comenzó la historia de esta nariz y del niño que la llevaba. Por las mañanas Marcos no tenía que abrir los ojos para saber que su papá estaba listo para irse al trabajo. El olor del jabón de afeitar, del desodorante o de la ropa recién planchada se lo decía todo. 

-Adiós papá. Te espero a la vuelta del cole para una partidilla. ¡Pasa un buen día!

Porque a Marcos le encantaba jugar a la Play con su padre. A veces los video-juegos son de miedo, de repente le asaltan las imágenes y busca la mano de la seño hasta que las manda a algún rincón de su memoria.

Un día se perdió en un hipermercado. Eran las rebajas y había mucha gente. Cuando se dio cuenta de que estaba solo y no encontraba a su mamá sintió como si alguien le apretara en la garganta, algo estaba exprimiendo las lágrimas de esos preciosos ojos azules.  Justo antes de empezar a llorar ocurrió algo maravilloso. Un olor inconfundible y familiar entró por su nariz diciéndole: Estoy cerca. Cierra los ojos. Sígueme. - Y se lo decía con la voz de su mamá

Para Marcos es así. Cada olor le habla. 

Cerró los ojos. Y siguiendo el rastro del olor de su mamá la vio enseguida, en la cola del embutido y mirando con cara  de preocupación, como si buscara a alguien.

- ¡Estoy aquí!- le gritó. Enseguida la cara de su mamá se convirtió en una amplia sonrisa.

Esa misma noche mamá no encontraba uno de sus calcetines sucios. 

- ¡Pero ¿dónde se habrá metido?!- la oyó 

Marcos cerró los ojos, se concentró en la imagen de sus pies y muy pronto le llegó cómo el aroma a queso de sus calcetines  se hacía más intenso en la cesta de los juguetes.

- ¡Lo tengo!- dijo agarrándolo como si fuera un trofeo.

Otro día fue el chupe de su hermana. La baba de  Zule tenía un olor tan característico que tardó menos de un minuto encontrarlo entre los tacones de su madre. 

-¡Vaya con la enana! - pensó- ¡Sí que va a ser presumida!

Se fue haciendo mayor y empezó a hacerse famoso, porque conseguía encontrar las chaquetas que olvidaban sus compañeros del comedor, los libros de la biblioteca, los lápices que se caían por debajo de las mesas... Y cuando fue adolescente, a los niños que se perdían en la feria si sus padres podían darle algo de su ropa para que la olfateara primero.

Alternó los estudios con pequeños trabajos en un almacén de alimentos, porque podía distinguir los que estaban próximos a la fecha de caducidad al pasear entre las baldas repletas de productos. También detectaba la pureza del aire, o la descomposición de los perfumes y a todo le fue dedicando un tiempo.

El trabajo que resultó más difícil y reconfortante fue el de encontrar agua. Sabido es que somos agua más de la mitad de nuestro cuerpo. Marcos solía decir que cuando la ausencia de agua es grande, la sed de la pituitaria es mucha, y que por eso podía distinguir su presencia incluso a varios metros de profundidad bajo el suelo. Muchos pueblos del desierto con las reservas de agua casi agotadas lo invitaron y pudieron abrir pozos nuevos. Vivir la fiesta del agua era ya en sí una gran recompensa. Volvía a revivir el aroma del bizcocho en la papelera y sonreía con gratitud a su pasado.

Comentarios

  1. Muy bonito relato , además de oler de maravilla sirvió para hacer un bien a la sociedad. La pituitaria es de doble sentido , para lo bueno lo mejor pero paar lo peor ajjaja . Un beso y feliz noche.

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    1. ¡Ay sí!, el extremo desagradable debe ser terrible. Un abrazo Campirela

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  2. Hola Loles. Este mes recién pasado he estado bastante liado, terminando un curso y con un corto que aún no he terminado, te respondía en mi blog, por eso he estado ausente. Gracias, como siempre, por tus animosas palabras.

    Ese niño, Marcos, más que un niño es un perro perdiguero, jeje. Me gustan los personajes extraordinarios, como los de las novelas de García Márquez, que a veces, simplemente es que son obstinados a más no poder. Es curioso cómo a veces se nos manifiesta el olfato en nuestras vidas. Una vez iba en el metro y olí la colonia de un antiguo jefe bastante calamitoso. El olor agradable me hizo vívidos, ahí, en mi asiento del metro, unos recuerdos desagradables.

    Un abrazo, Loles.

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    1. Sí, ese Marcos es un poco perdiguero y asombrosamente inteligente. Dicen que los primeros recuerdos que tenemos son olores, debe ser por eso que nos transportan a lugares insospechados de la memoria. Me alegro de que te hayas ausentado sólo por trabajo. ¡Qué emoción! ¡Un corto!
      Gracias por pasarte. Un abrazo Miguel

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  3. Que maravilla es un cuento me ha encantado leerlo con moraleja de la lindo Los olores los aromas que nos llegan de siempre de un pasado que vivimos
    un abrazo querida

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  4. Un relato entretenido que, según se va leyendo, no se puede obviar el recuerdo, sin comparación alguna por supuesto, con el protagonista de la novela y película "El Perfume".

    Que narra la vida ficticia de Grenouille, «uno de los hombres más épicos y abominables de su época».

    Tan creativa como siempre!

    Abrazos Loles.

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    1. Cierto! Me acordé de él antes de escribir el final. Hubiera sido un buen perfumista! Pero Marcos es real y hoy tiene cinco años. El cuento lo fuimos montando en el recreo. A cada ocurrencia mía el preguntaba "Y qué más?". Un abrazo Ernesto

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  5. Mucha ternura emana del relato Loles.
    Creo que todos nos identificamos con determinados "olores" desde los que marcaron nuestra infancia, nuestra madre o abuela en la cocina, las comidas favoritas, nuestros perfumes o los de nuestra pareja, los olores típicos de las casas en las que hemos habitado, el olor a tierra mojada despues de las lluvias, las flores, el olor de los bosques..infinidad de aromas colman nuestra vida..Hermosas letras nos dejas hoy. Un abrazo enorme y que tengas un fin de semana de Pascua con afectos y bendecido.

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    1. Gracias Eli. Tan inasibles y tan permanentes en el recuerdo. Me parece extraordinario el poder evocador que tienen. Un abrazo para tí también.

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  6. Bello relato, Loles. Me hizo recordar algunos olores de mi infancia, esos olores primigenios que nos hacen viajar cuando reaparecen de nuevo (la loción de mi padre, el chocolate con churros...)

    Besos

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    1. Gracias Alís. Sí que es casi mágica la capacidad de evocación que tienen. Un abrazo fuerte

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