Maldito Karma

¡Zas! Murió antes de despertar y se vio convertida en escarabajo pelotero.
Su vida transcurría formando bolas que iba dejando aparcadas en cuanto se hacían tan pesadas que no podía con ellas. Todo el campo aparecía a sus ojos despejado, libre de cargas y gravámenes, límpido, lleno de posibilidades exploratorias, atractivo y sugerente como una promesa.
Hela aquí. Pasmada ante tanta hermosura. Risueña. Feliz de haber dejado su carga atrás.
La escarabaja (¿o se dirá la escarabajo?) no tiene memoria, travesuras del Karma.
Como en su vida anterior (demasiado monótona para ser contada), pasará toda su existencia recuperando la basura que encuentre a su paso, hará una nueva bola con ella y será incapaz de desprenderse de la misma para no sembrar el caos que ella recoge intentando poner orden.
Se queja. ¡Vaya que si se queja! Es que la bola a veces se interpone entre ella y sus semejantes.

- Pero ¿por qué no la suelta? ¿Y por qué suelta la bola para hacer otra?
-  No sé. Tal vez le guste el puntillismo. Le debe liberar pensar que esta vez va a conseguirlo, que va a dejar todo en su sitio, que va a vivir su vida sin ocuparse  nada más que de eso.
- ¿Y nunca lo consigue? ¿Se lo vendieron bien? A lo de recoger mierda me refiero.
- ¿Un mundo mejor? Puede que ella entendiera que era eso.

Comentarios

  1. Es lo que tiene el "karma"... Que parece definido, tanto haces esto te toca, pero en el realidad nunca sabes... :)))))

    Un relato interesante.

    Abrazo Loles.

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    1. ¡Gracias Ernesto! Yo tampoco me quiero creer que no haya salida. ¡Será cuestión de abrir mejor los ojos!
      Un abrazo

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