Ironman al rescate.

Sergio tiene seis años.  Llegó a mi clase con sólo dos sin hablar apenas. Tiene una imaginación portentosa. A medida que lo iba conociendo mi frustración iba en aumento, porque ¿cómo llegar a su mundo? ¿cómo conseguir que nos lo diera a conocer? ¿Cómo ofrecerle una puerta por la que salir o entrar a voluntad para hacer otras cosas necesarias? ¿Como hacer para que no lo ocultara en un lugar tan profundo que perdiera el camino de acceso? ¿Que no se convirtiera en un incoveniente para la mayoría de los maestros?
Ahora ya es un niño grande. Está en primero de Primaria pero todavía en su cabeza habitan la mayoría de los superhéroes conocidos. Él mismo es un superhéroe en plena batalla mientras el resto de sus compañeros resuelve las sumas o hace las copias que su maestra propone. Tanta lucha le deja sin tiempo para hacerlo, además, ¿cómo competir con el atractivo de un superhéroe?

Si alguien pudiera hacerlo sería fácil sacarlo de esa arena y rodearlo con el calor de sus compañeros o con los retos mentales que provee cualquier aprendizaje. Si alguien pudiera, pero ese alguien  no ha llegado aun al colegio  y sólo con mucho esfuerzo de ambas partes: docente y discente, llegan juntos a la materia que es necesario aprender para seguir construyendo aprendizajes.

El otro día, sin embargo,  encontramos juntos un atajo.

Me lo encontré a la hora del recreo, castigado donde solemos tomar café.
-¿Qué te ha pasado? ¿No has acabado tu trabajo?
- ¡Que hemos borrado ya hasta la pizarra y él no ha acabado! - Me contesta su seño contrariada. A su tutora la quieren mucho sus alumnos, suelen responderle bien, y se desespera cuando ve que no consigue centrar a Sergio.

-¿Con quién has venido hoy al cole?
-Con mamá
-No, digo de superhéroes.
- Con Ironman.
-¿Tú sabías que a Ironman le encantan las matemáticas? ¡Podías decirle que te ayude!
-Pero no existe- me dice con cierta pena
-En tu cabeza sí, dile que te ayude, ¡a ver qué pasa!




Me dirijo luego a Irene y seguimos hablando de algo que no tiene nada que ver con su clase.
- ¡Seño! ¡Mira!
-¿Qué pasa Sergio?
 Sergio ha terminado cuatro o cinco cuentas de sumar en un momemto y me está mirando con una gran sonrisa.
-¡Te ha ayudado! ¡Qué suerte! ¿Ha sido Ironman?
- Y también Spiderman, Superman, Batman .......man  - no sé repetir todos los nombres que me dijo en un momento

Me he ido al patio pero a la hora de irnos me entero de que consiguió acabarlo todo.

Al día siguiente, cuando lo veo por el cole le pregunto:
-¿Cómo vas hoy?¿Has acabado a tiempo?
-Hoy sí.
- ¿Te están ayudando tus amigos? -le pregunto en tono casi confidencial.
- Hoy he venido solo.
- ¡Vaya! ¿Y tú solo lo estás consiguiendo?
Me dice que sí con la cabeza, con  mirada de cómplice
- ¡Eres un máquina Sergio!


Comentarios

  1. Gracias por tu visita y tu comentario, através de esto llego hasta aquí y descubro un blog muy bonito a la vista y muy rico en palabras. He leido algunos de tus relatos y me han gustado mucho, dejas un aroma dulce trates el tema que trate y esto no es facil de conseguir, felicidades.
    Un abrazo.

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