¿Encerrado? (y 3)


- Sírvete.- Dijo Lía desde la oscuridad-  ¿sirves para algo, niño?-
Viendo la reacción de Ismael añadió divertida
-¡Soy yo!, ¡vaya susto te has dado! ¡Me habías llamado!, ¿no?
-¿Me puedes dar las escamas que te dí? Fabián quiere que las deje donde las encontré y no  dejará que me vaya hasta que no lo haga.
- ¿Sirves para algo?
- ¿Yo?
- Sí, tú. Te tienes que  servir. Eso dice la nota, por lo menos eso es lo que yo he entendido.
- No se me había ocurrido. Suelo servir de portero jugando al fútbol, también soy bueno desenredando los ovillos de lana de mi madre.
-Pues desenrédate. Te hubiera sido más útil servir de portero de llaves. Sólo te hubiera hecho falta coger la de la puerta y salir
- ¿Y dónde están las llaves?
- En el fondo del mar, matarile, rile, lero
- ¿Me devuelves las escamas? Si quieres te puedo hacer una pajarita de las que mueven las alas, o un molinillo de los que se mueven cuando sopla el viento.
- Buen intento. Tal vez luego. Primero tenemos que encontrar las llaves.
- Yo no cojo ya más nada, que luego me dicen que me he dejado engañar.
-¡Tú mismo! ¡Hasta luego!

Lía desapareció entre las sombras. Ismael volvió a la estufa echo un lío y de mal humor.
-Lía de lianta. ¿Por qué no me las devuelve y punto?¿Que para qué sirvo? ...Podría coger la caja de las palabras y poner un mensaje en el escaparate.
Con la ocurrencia se animó un poco y fue donde estaban las cajas.
Había un "apasionado" enredado con una "ventana".
-No pegáis ni con cola-Se le escapó en alto como si le entendieran.
Las cogió con sumo cuidado. Desenganchó la o del rabo de la t y a la p la puso bien lejos de la v, a ver si dejaba de hacer con ella piruetas.
En esas estaba cuando se le enganchó una de las palabras de debajo.
-¡Suelta, suelta, que me estás quemando!- Se la quitó de un manotazo y se apartó de un salto.
-¡Vaya! ¡Eso ha sido impresionante!- Dijo Lía asomándose por la trampilla.
-Quiero irme a casa. ¿Puedes ayudarme?
- Y cuando estás en casa ¿dónde quieres ir?
- A ningún sitio y a todos. Cuando me meto en un libro no necesito salir. Cuando estoy con mis amigos lo exploraría todo.
-Si quieres puedo ser tu amiga, aunque si no quieres, puedes servirte tú mismo. Estás rodeado de historias de papel.
-¿Es por eso por lo que me dejaste que cogiera las escamas? ¿Quieres que sea tu amigo? Apenas te conozco. No hemos tenido un buen comienzo. No sé si quiero serlo, por tu culpa...
- Si vas a empezar así... ¿No serás de los que prefiere quedar bien al principio para poder exigir que le devuelvas  todo lo que te ha dado con creces, porque te lo mereces todo siendo tan bueno, no?
-¿Exigir que me devuelvas lo que te he dado? No te entiendo
-Mejor para tí si no lo haces. Bueno, ¿qué?, ¿vienes?- le preguntó mirando a la trampilla.
Ismael se imaginó contando en el recreo que había conocido una sirena a la que había dado de lado  y dijo:
-¡Espera!- y sin pensarlo más la siguió por aquel agujero.






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