Un neuroatípico

Esto de ser así...

Su mente lógica escalaba por las proposiciones:

 Si A pero B, entonces C.

Si A pero no B, entonces no C. Si no A, pero no B, entonces no C o C, porque si fuéramos angloparlantes dos negaciones hacen una afirmación... ¿Entonces?

¡Y vuelta a darle la vuelta!

Se perdía con frecuencia al no ser neurotípico. Leía las pataletas como si fueran la verdad más verdadera del que las exhibía sin considerar si había algo más detrás, por ejemplo miedo a sufrir o una terrible sensación de ser rechazado. Y claro, cuando iban contra él, interpretaba que el fallo era suyo, la metadura de pata propia, la causa del malestar ajeno su mera presencia. 

Desarrolló por aquella época la habilidad de descifrar qué era lo que molestaba a cada uno (presuponiendo que era por alguna característica de su calamitoso ser), y evitaba a toda costa ser el desencadenante de cualquier alteración del orden emocional. 

Se hizo así especialista en evasiones, y, cuando por un error en el pasaporte lo detuvieron, consiguió evadir la cárcel metiéndose en una maleta enorme.  La jefe de aduanas  la cerraba  mientras discutía con su pareja los pormenores de la cena de navidad.

La cinta transportadora lo llevó con el resto de equipaje del vuelo a Honolulu, y allí debe estar evitando quemarse.

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