Carta a "mis" sobrinos

Todo  empezó a principios de año. Vuestros padres tenían muchas ganas de ser papás. Tantas ganas tenían que en vez de venir de uno en uno, os dísteis la mano y anidasteis como dos pajarillos.

Las titas Encannas nos llenamos de alegría con la noticia, porque también nosotras os esperábamos con mucha ilusión.

A mamá le llenaron el culo de parches. No creáis que es broma. Eran como chuches para vosotros, para que vuestra estancia en el vientre de madre fuera más confortable, más segura.

Unos dos meses después de llegar a esa casa tan calentita,  papá y mamá fueron al médico para veros. Hay unas cámaras especiales que ya me río yo de la visión láser de los superhéroes de película. Saludásteis, pataleásteis... Creemos que uno de vosotros es chica. Se emocionaron. Nos emocionamos. Vaya que sí. Es que es muy fácil quereros. Tan diminutos, tan frágiles, tan bellos...

Es algo mágico la manera en que os estáis formando (ahora cada vez con menos parches de hormonas y menos medicación, que tenían a vuestra madre muerta de sueño).

Nos ha pillado una emergencia a escala mundial. Todos estamos asustados. Mamá y papá también. Eso pasa. Pero no está mal tener miedo cuando hay peligro. Eso nos hace protegernos unos a otros. No hay nada más bonito que saber que puedes contar con quien te quiere, hasta con desconocidos, cuando lo necesitas.

Parece ser que las embarazadas no se contagian fácilmente con el coronavirus. Eso que nos ha tocado vivir como si de un sueño surrealista se tratara. Estáis protegidos por Dios sabe qué, que tienen los cuerpos de las mujeres gestantes.

Estamos en casa, todos en nuestras casas, intentando que no afecte a más personas mientras investigadores de todo el mundo se afanan para encontrar un remedio, alguna vacuna, alguna solución.

Yo hoy he hecho un ratito de yoga, he charlado un rato con la titas Encannas (Ya nos iréis conociendo, no somos típicas, pero todas geniales), y hasta he pintado una acuarelita de cerezas. Creo que os van a encantar, las de verdad. ¡Cuántas cosas tendréis que descubrir! ¡Ya veréis que gusto! Por si a Mica le da por cogérmela, o por si se me pierde de aquí a que podáis verla os mando una foto. Ya echaremos algún rato de pinceles.

Otro día os escribo más. Os quiero chicuelos.