Café solo
- ¡Ea, ya estamos aquí otra vez!- se dijo en alto como si estuviera acompañado.
Se había mudado a un nuevo barrio con la esperanza de conocer nueva gente, hacer amigos, tener esa sensación de ser con alguien que había tenido en su anterior destino.
Se sentó en la terracita del bar y sacó un libro. Cuando llegó el camarero pidió un café solo y se metió en la historia.
Kambili, su personaje, era solitaria, como él mismo. Toda ojos. Con una historia de miedo tras la que su padre imponía las cosas más absurdas mezclándolas con una expresión exagerada de amor, igualmente extraña.
De común denominador la falta de autonomía. La seguridad absoluta en el otro pero no en sí mismo.
Le atrapó la historia y cuando consiguió cerrar el libro su café estaba frío y el bar cerrando.
- ¡Vámonos!- se dijo como si estuviera acompañado.
Siguió echando de menos la ilusión de tener alguien con el que construir una historia común, un lenguaje inteligible.
- ¡Otra vez será!- y se despidió.
Quiso decir : yo también estaba en esta historia, pero se oyó diciendo: - ¡Buenas noches!
A veces es mejor solo que mal acompañado, pero lo cierto es que también se echa de menos el poder hablar con alguien. Besos preciosa :D
ResponderEliminarDesde luego! Un abrazo Margarita
EliminarEsos libros que te atrapan y que no puedes dejar de leer.... 😉
ResponderEliminarBesitos.
Vaya! Y te da pena acabar! Un abrazo Laura!
EliminarUn relato entretenido... de un hombre educado. Da las buenas noches al despedirse... :)))))
ResponderEliminarJajajaja, es verdad! Un abrazo Ernesto
ResponderEliminarA veces las personas no acompañan tan bien como los libros; a veces, las caricias de los libros no bastan. Me gustó la imagen del paso del tiempo en un café frío, y esta historia tuya de compañías, soledades, y tiempo transcurrido.
ResponderEliminarUn abrazo, Loles.
A veces no basta, necesitamos un otro que nos revele cómo somos y pueda acariciarnos. Un abrazo Miguel
EliminarMe gustó tu historia salen las tres cosas que más me gustan: leer, tomarme unté en una terracita y dialogar aunque sea conmigo misma.
ResponderEliminarMe quedo por aquí
Me alegro de que te guste y de que te quedes por aquí! Un abrazo Tracy
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMusarañas!...
ResponderEliminarSe tiende a "pensar" que las musarañas vuelan como los mosquitos dando la vara alrededor nuestro. Nada más lejos de la realidad!
Esos pequeños roedores no levantan tres dedos del suelo... Por lo cual no veo como quedarse "pasamado" observándoles, puede despertar la creatividad... :))))))))
Carente de creatividad parece también este comentario...Pero no es el caso.
Abrazos Loles.
Aquí la expresión la utilazamos en sentido figurado. ¿No te ha pasado nunca que dando un paseo contemplando el entorno o yendo en conche, con la música puesta te ha venido una idea para escribir o una explicación a lago que andabas buscando? A mí muchas veces.
EliminarYo he tenido musarañas en mi clase. Anidaron unas vacaciones entre la ropa de los muñecos y en una tela que tenía reservada para adornar la clase en navidad. Las tuvimos que echar en cuanto volvimos. A algunos niños (y maestros) no les parecen buenas compañeras.
Un abrazo