Dos versiones

Versión 1

Tenía las manos poderosas. No porque su trabajo las hubiera fortalecido, sino porque con ellas podía conocer el pasado inmediato de los suyos. Un ojo de Dios con retrospectiva. Una maldición si interfería con sus criterios, a veces caprichosos.

Cuando no eran ojo de Dios, cuando actuaban  como manos, curaban o plantaban árboles, o vacunaban ovejas. Cuando no eran ojo de Dios sus manos anchas y grandes eran buenas.

¿Pero a quién se le ocurre dar un poder semejante a unas manos? Locas de ambición se erigían en dioses:

- A tí, que no te atreves a decir lo que ocurrió, te castigo. No  por lo que hiciste, sino por ser una persona cobarde

O esto otro:
- A tí, que no te atreves a decir lo que ocurrió, te castigo. Por lo que hiciste y por no saber lo que para mí es importante.

 O incluso esto.
- Te descubriré apenas imponga mis manos sobre tus oídos. Porque de mí no puedes esconderte y mi juicio es inapelable.

No eran ciencia ficción. Eran los poderes de un padre arquetipo bastante chungo, probablemente fruto  de sus experiencias vitales reforzadas por el Dios de moda, garante de la "paz". Ese sacrosanto mandatario que dejo sin voz ni voto a todo el que no pensaba como él. Así cualquiera.

Matilda, el personaje de Roald Dahl, descubrió que ella también tenía poderes. Una energía incontenible que le crecía cuando era objeto de la ira vertida caprichosamente sobre su personita.  Y que si se podía castigar a las personas  cobardes, o a los que no saben qué es importante para  sus más cercanos, o  simplemente a los que no nos gustan, ella podía castigar a su padre o a cualquier adulto, por la misma razón.



Versión 2.

Tenía las manos poderosas. Se le concedió el poder de crear bosques. De cuidar enfermos. Pero vino el amor con sus pasiones. ¡Ay, el amor!
Todo lo que ese amor tocaba se volvía inviolable y exclusivo, por minúscula importancia que tuviera. Se volvieron sagrados sus objetos. Es lo que tienen los amores clandestinos. Cualquier cosa que lo haga presente de forma inadvertida para el resto, se vuelve fetiche del enamorado.

Un sello puso la trampa.
Como medida preventiva, los ponía en corro. aplicaba las manos a las orejas de los niños y luego se las llevaba a las suyas. En aquel proceso había una transmisión de intenciones. Una especie de bola de cristal de hechicera de feria, que le informaban de las posibles desastres. Fue así que supo incluso antes de que ocurriera, que la postal caería en desgracia. Y que la artífice de aquella fechoría sería la que solía andar buscando nuevos usos a las cosas, razón por la que todos la llamaban Pepe Gotera.

Como no podía delatar aquel valor añadido que tenía la postal, la dejó en la misma habitación, pero en una balda que creyó del todo inaccesible.

Pero el futuro es el futuro, y la bola de cristal, o su equivalente en manos, no se equivocaron. Llegó la campaña de recogida de sellos para una importante ONG y Pepe Gotera tuvo que pasar por una segunda ronda de adivinación paterna.
A la hora de la merienda bramó una voz
- ¿Quién ha osado?- y todo se hizo silencio.
Los mayores casi se reían. Habían descubierto que podían hacer interferencias cantando el kazachok. Los pequeños temblaban. ¿A quien le tocaría esta vez? Pepe Gotera temblaba de pies a cabeza.
- ¡A ver si me libro!
Es sabido que las manos con poderes tan poderosos nunca se equivocan. Pepe pasó a llamarse el trolero, por no decir la verdad cuando preguntaban bramido arriba, berrido abajo. ¡Pobre Pepe!









Comentarios

  1. Con el mismo poder has creado dos relatos completamente diferentes e igual de fascinantes el uno y el otro.

    Me encantó esta parte:
    "Todo lo que ese amor tocaba se volvía inviolable y exclusivo, por minúscula importancia que tuviera. Se volvieron sagrados sus objetos. Es lo que tienen los amores clandestinos. Cualquier cosa que lo haga presente de forma inadvertida para el resto, se vuelve fetiche del enamorado".

    Besos

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    1. Es como si fueran un trocito de la persona misma. ¡Anda que no hay que tener cuidado!
      Un abrazo Alís

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  2. Mi comentario, al hilo de tu texto, no tiene que ser publicado. Puro juego de palabras por provocar unas risas... Si fuese el caso.

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