En busca de Tiempo

- ¿Dónde va el tiempo que se pierde Monstruo?- preguntó Lía.
- ¿El tiempo se pierde? ¿No sabe su camino?
- A veces se despista. A mí se me enreda entre los pájaros buscando a Pajaruli. Se va detrás del que no es. - Lía se miró las escamas de la cola. Luego le miró a los ojos.- Es sin querer. ¡Son tan bonitos...!- Se quedó un momento con la mirada perdida en el vacío, buscando palabras que le ayudaran. 
- A veces es una pluma de un color sorprendente. Otras es un canto que suena bonito ¿Y si encuentra algo  que le guste? ¡Le gusta mostrar sus hallazgos! Un poco  parece  un niño despistado que se olvida  de lo que iba buscando.
Se oyó el crepitar de los leños prendidos y el lamer la arena de la mar en calma. Muy a lo lejos, casi en el horizonte, brillaba la luz de un faro.  
- Otras veces se  pierde mientras me acuerdo de tí.- Siguió después de unos minutos.-  Debe verme con la cabeza ocupada y, cuando vuelvo, no queda ni rastro. No me preocupa demasiado si estoy ociosa. Lo malo es cuando tengo que hacer algo. Se va sin avisar y si no vuelve... Si no vuelve es que no puedo ni moverme.
- ¿Como si estuvieras paralizada? ¿Cómo puede ser eso? ¿No estarás enferma, no?
- Es que cuando se va es como si se detuviera. ¿Cómo podría moverme si se congela el tiempo? 
-Tal vez podamos perseguirlo- sugirió Pajaruli. -Tendremos que vigilarlo de cerca si es tan escurridizo.
-¿Y cuándo lo haremos?
- Cuando tengas mucho trabajo. Es entonces cuando te preocupa, ¿no?
- Tal vez sea conveniente que lo hagamos cualquier mañana. Así, cuando te haga falta, será más fácil convencerlo para que se quede
- ¿Y tú puedes ver el tiempo, Monstruo?  
- Pues no sé. La verdad es que nunca lo he visto de cara. Un poco como yo, me parece, pero también como tú o como cualquiera. No sé, puede que me esté haciendo un lío. Si me explicas como es...
- No hace falta- aclaró Pajaruli- lo llamaremos  en cuanto dejes de moverte, es entonces cuando dices que se escapa.

Estaban sentados en las rocas. Las escamas de Lía brillaban a la luz de la luna. 
-Tengo mucho sueño, Monstruo. Necesito descansar. Os recogeré en la playa en cuanto el sol salga. 
-Descansa Lía
Lía no lo oyó. Se arropó con una ola y desapareció en el azul de las aguas tras un embozo de espuma blanca.
-Yo también tengo sueño, Monstruo.  ¿Puedo dormir junto a tu hombro?
Monstruo lo miró con un gesto de aprobación. Extendió su mano velluda y la ahuecó para que pudiera acomodarse. Antes de llegar a la cueva, ya tenía los ojos cerrados. ¡Era tan pequeño, tan frágil! Le había enseñado a leer ese idioma que no entendía, habían bajado hasta la cueva de Pez Linterna, habían llenado un paracaídas de burbujas para tener aire bajo el agua, se habían llevado un susto de muerte con Gigante, aquella ballena que resultó ser amiga, rescató con su ayuda a Pezfantástico, lo había acompañado en su Gran Búsqueda... ¿Cómo no querer cobijar su alma de pájaro?
Sacó de un hatillo  la chaqueta del niño que fue antes de convertirse en monstruo. Hizo un buruño con ella y lo dejó allí con mucho cuidado. 
-Hasta mañana Pajaruli. Que descanses. - Le dijo mientras se tumbaba muy cerca para que le llegara su calor.  

Soñó con Tiempo, con su cara de pillo y sus pies de viento, su cuerpo ágil siempre en movimiento. Soñó que lo seguía sin poder alcanzarlo. Iba a tener razón Lía, los pies pesaban cuando se alejaba.  Luego vio un mar de montañas que danzaban como olas mientras se desperezaba el sol.
- ¡Arriba!- oyó la voz de Lía.
Pajaruli no estaba a su lado. Lo vio zumbando entre las flores. Su danza inquieta. Si alguien podía alcanzar a Tiempo era él. Sólo había que ver sus alas.

¡Eso! ¡Era eso! Pajaruli parecía que apenas  se movía pero  sus alas se batían a tal velocidad que el tiempo no  podía escapar por las rendijas.

-¡Monstruo, Monstruo!, ¿por dónde se ha ido?- preguntó Lía al verlo ensimismado.
- Estaba mirando a Pajaruli y se abrió una ventana. Tenía olor a madera, a maestro juguetero. Se ha quedado ahí un rato buscando herramientas. Ya sabes que me gustan aunque no siempre sepa usarlas. Pero nunca se sabe.
-  Yo creo que sí sabes, aunque a veces cojas el martillo por la parte metálica. - Se oyó una carcajada sonora de monstruo contento.
- Vamos a buscarlo- añadió.
- No. Espera. Quédate quieta. ¿Qué es lo que más deseas?
- Deseo tantas cosas...
- Entonces no se pierde. Sólo sale a buscar lo que deseas.
- ¡Pero no me deja moverme!
- Haz un mapa del tesoro.
- Hay tesoros debajo de cada piedra.¿Por qué habría de conformarme sólo con uno?
- ¿Porque es el tuyo? Al menos podías ir marcando lo que más te gusta, lo que te parece más valioso. Sería más fácil marcar una ruta. Dejarías de desandar lo andado. ¿No es eso lo que hace que parezca que no avanzas?
Luego añadió
- Lo atraparemos.
-¿Por qué lo haces?
-¿El qué?
- Perder el tiempo conmigo
- No lo pierdo. Me alegra. Me llena de un calor suave.
- ¿Hasta cuando no te entiendo?
Monstruo rió con fuerza
- Entonces no. A veces me enciendes como una cerilla.


Lía cogió las acuarelas y un lápiz.
-Ni siquiera sé qué aspecto tiene
- Déjate llevar
En su mapa salió un monstruo que daba la mano a un niño muy pequeño. Salieron muchos niños de muchas épocas. Salieron amigos y maestros, cifras con sus reglas y libros, algunos de saberes, los más de historias. Salieron personajes de su infancia. Salió música, la luz del sol, las montañas azules, el mar infinito, las nubes cambiantes. Salieron mil poemas del libro con el que Pajaruli le enseñó a leer. Algunos divertidos, otros tenebrosos como la boca de Gigante, saltimbanquis como los atletas del circo, misteriosos como las bolas de Akhila, el pequeño mago. Y ya no pudo seguir porque se le llenaron los ojos de lágrimas y el corazón de congoja.
Pajaruli seguía libando. Monstruo hacía rato que pescaba en las rocas.
- No dejaré que te escapes. No eres sólo mi tiempo. - Se secó las lágrimas y corrió con ellos.




Comentarios

  1. Un placer el haberte hallado y leído
    lo mejor para el que viene y sigue trasmitiendo lo que sientes

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  2. Mi comentario está escrito antes de leer tu texto. Parece que hemos coincidido en el "tiempo".

    Original deseo de que mi vida sea como un cuadro impresionista... :)))))) Muy amable!

    Sobre el pronto o menos pronto de mi "felicitación" de Navidad, es cosa de quien tiene reloj y calendario jajajaajjaja... Si carecieses de ellos, como los pájaros, las margaritas, los árboles, las piedras, etc., te fundirías con el instante... Que por otro lado, es lo único que hay.

    Gran abrazo Loles. Un placer contar contigo siempre en este espacio...

    (Puesto que el tiempo "no" existe, ¿existe el "espacio"?) jajjajjaaja...

    Tómalo como un regalo de Navidad.

    Un texto muy bien creado, original y delicado.

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