"Delito perdido busca culpable"

- Buenos días
- Buenas
- ¿Es aquí donde necesitan un delito?
- No, no, aquí somos todos muy honrados
- ¡Ah, pues perdonen! Me habrán dado mal el número de la casa

- ¡Buenos días!
- Diga
- Que me han mandado aquí por lo del delito
- ¿Es usted de la policía?
- No, no yo sólo venía...
- Aquí no vuelva sin una orden judicial.

-¡Buenos dias!
- Oiga, ¡lávese usted un poco antes de llamar!


- ¡Míralo! ¡Por Dios! ¿¡Y así querrá encontrar trabajo!?
-¡Es que son un desastre!
- ¡Y unos vagos!

-¡Pues sí que va a ser esto difícil!- dijo arrastrando un poco los pies.- ¿Quién podrá querer un delito, así, por las buenas?

- pst
-¿Eh?
-¡Sí, eh tú!
-¿Es a mí?
- Tienes cara de pringao, pero no me esperaba que fueras tanto, ¿a quién si no?
- Si vas a empezar así...
- Pero vamos a ver, ¿a tí qué te pasa?
- Pues que no me quieren. Me dijeron en la agencia que me presentara en la casa y ...
-Y le habrás dicho que si quieren un delito
-¡Claro!
- Hay que venderlo
-¿Cómo?
- Como se vende todo. Con un buen envoltorio. Lo primero que tienes que saber es para quién
- Pues no sé. Para cualquiera.
- Sí que estás empanado. ¿Quién te gustaría que te llevara? No es lo mismo un hombre que una mujer, un joven o un anciano
- Puestos a elegir...me quedaría con un niño o una niña, aunque no sé, por otra parte...
- Entonces se lo tienes que poner bonito a los padres.
- ¿Le castigarán?
- No si es listo. Si lo conviertes en algo deseable, casi en normalidad recubierta de belleza, pasará por bueno.
Pues eso es lo que no sé. Porque el delito es de pretensión. Haber pretendido ser quien no se es para pasar por corriente
- Chico, no te pongas dramático. Eso son buenas noticias, estamos llenos de falsos. Todos pretenden ser más de lo que son.
- El mío es una pretensión a la baja.
-¿A la baja? ¿Para qué?
- Para no estar tan solo. Para poder entender y disfrutar lo que  otros disfrutan.
- Déjame pensar. A la baja, ¿eh?...De saldo. Eso vende seguro. Una ganga es lo que vas a ofrecer.

- Buenos días señora. Tráteme como a un virus porque esto que le voy a ofrecer es contagioso. Apenas sus vecinos vean los resultados querrán quitárselo de las manos. Con este pequeño mecanismo lúdico de usurpación de personalidad tendrá usted unos hijos maravillosos.
-¿Y van a quererlo mis hijos?
-Los más tímidos desde luego. Lleva en el paquete un sistema de premios: cada vez que  escondan sus emociones, especialmente las más molestas, disfrutarán de la compañía de otros niños de su edad y podrá usted ponerlos siempre de ejemplo.

Detrás de la cortina se oyó una voz que decía:
-Yo quiero uno

Y como encontró culpable, se acabó el cuento.







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