¿Lo verás? pero no lo catarás

Encargamos las entradas en cuanto supimos que había concierto. Ricky es Ricky y en directo es espectáculo garantizado. Lo siguiente fue hacer un grupo de whatsapp: Fiebre Ricky. Con él nos pusimos de acuerdo para encargar, pagar y recoger las entradas. San Jose, el marido de nuestra Entrañable, fue el encargado de materializar nuestro sueño de conseguir 10 entradas de las más baratas antes de que se acabasen. Una vez con las entradas en nuestro poder el grupo fue perdiendo actividad. De vez en cuando aparecía alguna foto del cantante con una pose sexi, al que seguían caritas con ojos enamorados, o alguna de esas en las que se le veía diciendo: "Vengo a por la más bailona del grupo" o cualquier cosa similar. Y acto seguido alguna contestando: 
-¡Soy yo! ¡Sabía yo que venía a recogerme!- tonterías de esas que nos han hecho sonreír. 

Se acabó el curso y en verano bajó un poco el ritmo. Llegó el uno de agosto y empezó a moverse con intensidad creciente:
- Ricardo ¡¡¡te queda un mes para verme!!!
- jajajaja
- Sé que estás nervioso. Tranquilo, yo controlaré a todas las lagartas locas- más risas, caritas con las lágrimas saltadas...

Una semana después:
- Neti (esa es la logopeda) que me ha llamado Ricardo. Que ya ha visto que te quedas en el cole y que ya vemos cómo lo celebramos.

- ¿Cómo vais con las canciones? 
- A mi hija lo que le gusta es que las pongamos en la tele para bailar.
- ¡Qué graciosa!
- Yo me he quedado en la de María- contesta la Secre
- Yo me las pongo cuando salgo a andar, a ver si se me van quedando.

Los últimos días han sido una locura. 
-¡El sábado próximo es nuestra cita! Voy fatal con las letras ¿eh?
Que alguien me diga la lista de las canciones que entran, que me faltan unas pocas todavía.

- Yo no me sé ni los títulos y eso que me he comprado "Acción memoria"

- ¡Acción memoria! jajajajaja
- Pero me  da lo mismo, yo bailo lo que me echen
- Jajajaja, tú eres de las mías, 

Gina llegó de la playa un día antes del concierto y nos preguntó que cuál era el plan, que ella tenía peluquería a las dos.
- ¡Es que no había otra hora!
- ¡Deja la pelu! ¡Que vamos a sudar!
- ¡¡No, no!! ¡Quién sabe si Ricardo se quiere echar un selfie con ella!


El día de la actuación fue marujeo total con algún susto añadido:
-Gina ¿tu hombre te lleva en moto? Tengo dos preocupaciones. Una, que anula la segunda: busco y busco la entrada y no la encuentro
 (Caras de agobio)
- Dos, ¿me pongo un poco de cuña para ver mejor o sandalias?
- Rita, por los clavos de Cristo, busca bien (más caritas)
- Pero claro, si no encuentro entrada, ni zancos ni ná.

Sigue la conversación con concreciones sobre la hora y lugar de encuentro

- Rita, ¡a ver si la tiene Lala!
- Rita, que mi marío nos lleva
- Es que no la encuentro.
- Busca en el cajón de la ropa interior. Ahí la guardé yo
- ¡Nenaaaas, que no encuentro la entrada y ya he mirado en las cosas del colegio y entre las bragas!
- jajajaja ¡entre las bragas! jajajaja
-¿Lalaaaaa, no la tenías tú?
Mientras esperaban que yo contestara, las expertas en conciertos explicaban cuál sería nuestra ubicación, el número de entradas vendidas (Oh, my God! ¡No vamos a ver un carajo!) y animaban asegurando que pasaríamos una buena noche.
Pero yo no estaba operativa. Me ha dado por la jardinería para apurar las vacaciones. Cuando por fín cogí el teléfono a la pobre Rita le iba a dar algo. 
Al concierto llegamos con dos horas de adelanto. Nos dio tiempo de ponernos al día, de cambiar dos o tres veces de sitio, de tomarnos una cerveza...
Estábamos tan lejos que no se veía bien. Tampoco es que se oyera súper. Gina le dijo a Neti que hiciera un hueco en su agenda de logopedia porque a Ricky no se  le entendía nada, nada, cuando hablaba.
- Nos teníamos que haber gastado el dinero, seguro que las de la zona VIP si le entienden y lo ven.
- Más envidia pasan: ¡Lo verán pero no lo catarán!

La Secre, que tiene la cabeza muy bien amueblada, fue la que acertó en casi todo. Vimos tres centímetros de Ricky  y pasamos mucho calor. Aunque por suerte no nos dio el zorongo que Rita había vaticinado. Tampoco esta vez nos cachearon, y eso que buscamos al guarda de seguridad más mono de todos lo que había por si acaso. Eso sí, sudamos y bailamos como la que más. Y la jefa, nada más verlo salir al escenario, sacó tanto torrente de voz que si llegamos a estar en zona VIP se la llevan con un ataque de nervios.



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