Quedaría lo que daría

Si yo quitara mis palabras quedaría mi capacidad para deducir con imágenes.
Después de ver dónde está la dificultad de algunos para aprender, daría la explicación adecuada a cada caso, la que hace que sea asequible el conocimiento.
Daría mi capacidad para aliviar pequeños males, mi confianza en que el cuerpo sabe recuperarse frente a ellos, mi ocupación activa para hacerlos pasajeros.
Daría mi entusiasmo cuando aprendo, ya sea inglés, matemáticas o cocina.
Daría aquello que alguna vez me ha hecho vibrar, que suelen ser cosas sin importancia: Hacerme cómplice de otro con trampas en las cartas; abrazar a mis hijos de pequeños (y siempre que al pudor lo pongo a raya); dejar a mano historias: libros, cuentos, películas, canciones...al alcance de aquellos que se dejan; encontrar un color, hacer su copia, ayudar a descubrirlo a algún tercero; dejar que mi cabeza me descubra alguna solución práctica aprovechando recursos muy caseros...
Daría posibilidad de viajar, de ver otra manera de manejarse en la vida, de apreciar lo insospechado.
Daría cometas y aviones de papel, te haría soñar que eres tú quien los controlas. 
Daría lo que fuera por que sintieras lo que siento cuando nado, o cuando corro, o cuando bailo, o cuando miro al cielo o a los bosques, o a la campiña, o las nubes desde arriba y la luz brilla como si solo fuera para mí.
Lo que fuera por que sintieras mi placer cuando descubro lo que me permitirá mejorar una burbuja, porque sé que me gusta y que te gusta, un sabor, una imagen, este texto.

¿No vas a preguntarlo? ¿Y los besos? ¿Dónde lo que se descubre con la boca?
Mi boca para la risa y para el agua, para la sal, la fruta y el chocolate negro. Para otras cosas suele dormir, no suele tener hambre. No sabe saborear ni dar sabor, es  como un niño pequeño.

Así soy. No le preguntes a un ciego por la luz. Ni  a un sordo por la música. Eso que otros disfrutan nos llega desde lejos.


Comentarios

Entradas populares