Canción de otoño

Se han puesto rojos y amarillos algunos árboles del parque.
La luz se filtra con el viento entre las hojas y se van jugando con ella.
Las nubes aparecen por fín en ese espacio azul, azul, azul e inmenso, que hastiado de tanto azul precisa de  moviemiento.
La tierra empieza a verdear y mullirse acomodándose en una manta de hojas secas.
Los sonidos del verano se acallan.
Va avanzando lentamente, mudando los colores del horizonte. Librando la batalla del desnudo para crecer más adelante. Y así, en invierno, sin más cargas que su propio esqueleto, aguardar la llegada de un tiempo propicio y poder mostrar una explosión de vida

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