En el mar

Se levantó muy temprano y se fue a la playa. No quedaba ni rastro de la actuación de la noche anterior, ni rastro de las brasas de la fogata. Sólo se veía alguna familia que, aprovechando el suave sol de la mañana, se dedicaba a coger coquinas o a jugar con los niños.

Dejó su bolsa muy cerca de la orilla y se tumbó en la arena. Le gustaba envolverse de mar, de su sonido, de su olor, sentir su fuerza, el batir de las olas, el viento húmedo y tibio...y luego, el contraste de su piel caliente con la frescura del agua. Cogió carrerilla y se lanzó de cabeza sin pensarlo mucho.
Desde dentro las burbujas  brillaban como con luz propia  y se quedó mirándolas un instante.


Su amigo Nicolás la  esperaba cerca de la boya.

- ¡Te has dormido!¡Coge el tubo, he visto una nacra!


Y una vez dentro, el rumor sordo bajo el mar volvió a seducirla y se puso a buscar escamas de sirena entre las ruinas.

Lía le fue dejando un rastro de ellas, tal vez tuviera ganas de ver al pescador de palabras. Tal vez algún día nos cuente su historia.

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