Volver a ser como de niña.

Voy  cumpliendo años hacia mi primitiva forma de ser, mi yo sin adulterar, y hoy, día feliz, he sabido que era resuelta y decidida.
Que tiemblen los que me quieren confusa y sin capacidad de decisión.
Vuelvo a casa: a la curiosidad por descubrir las cosas, a la capacidad de asombro por lo que tenemos a mano, a saber que no hace falta un gran discurso para estar bien con el que estás bien.

Tengo recuerdos de esa edad. Os dejo uno porque es genuino, uno de los descubrimientos a los que me llevó mi resolución y mi decisión por conocer las cosas, y que aún conservo con claridad en mi memoria:


En el jardín hay una piscinilla, que es más un pilón grande que otra cosa, aproximadamente de 2.50 x 1.75 y medio metro de profundidad.

Al sur una pared de bambú que nos resguarda del sol fuerte de verano mientras nos bañamos, nos proporciona cañas de pescar cuando vamos al río a pescar bogas, y hojas fibrosas y finas para silbar como nos enseñó Rosemary, aunque eso fue más tarde.

En verano, la sensación de tener un padre tan grande, que cuando hace el muerto bocabajo llega casi a las esquinas si extiende los brazos, y esperar a que llegue de su trabajo, hacia las tres, para verlo llenar la piscina.

Ahora es otoño. El agua está transparente aunque hay muchas hojas en el fondo. Estoy sola, tal vez mis hermanos estén en el colegio. Tengo unos tres años. Llevo puesta una falda de cuadros con tirantes, una camisa de jaretas, calcetines y unos zapatos gorila de segunda o tercera mano.

Solemos jugar a hacer equilibrio andando por el bordillo aunque nos lo tienen prohibido porque ya nos hemos caído alguna vez.
Me quedo mirando el agua. En mi mente se forma una imagen nítida de mí misma nadando sin mojarme. Todavía no sé nadar, pero me parece tan fácil si hago lo que veo en mi cabeza que decido intentarlo. Me tiro al agua de cabeza , aunque supongo que caigo de panza. La sorpresa de haberme mojado es tan fuerte que se me olvida nadar como había visto.
Salgo yo sola, sin avisar a nadie ni llorar, no estoy asustada, solo sorprendida y un poco avergonzada de no haber considerado que el agua siempre moja. Por supuesto, digo que me he caído accidentalmente mientras andaba por el bordillo.

Comentarios

Entradas populares