Ratón y Queso.

Todos los invitados llegaron con hambre al salón donde se celebraba la boda. Cuando el camarero pasó con una bandeja de queso y nueces los grupos cambiaban su ubicación como si fueran alfileres atraídos por un imán.
-¡Mmmmmm, delicioso!- Comentó uno de los invitados. -Is it from Córdoba?
-Well, no, it is from La Mancha, they have really good ones there.
-Hey, Xavier, can you come? Hélène needs you.
Xavier fue a ver lo que quería su hija y al girar arrastró un trocito de queso con el filo de su chaqueta. Nadie pudo percatarse de que al llegar al suelo sus pequeños pies lo llevaron corriendo hasta debajo de una silla.
-¡Por pocas!- se dijo a sí mismo el queso.

Claros, oscuros, con brillo metálico, de cordones, plataformas, sandalias planas, de tacón de aguja... Zapatos de pies grandes y pequeños se volvían máquinas atroces a los ojos de aquel queso.
-¡Ay su mama! ¡En la que me he metido!
Con más decisión que miedo fue sorteando uno tras otro hasta llegar a una pequeña rendija de la pared.

-¡Qué oscuro está esto! ¿Hay alguien aquí?

Y sí que hay. Un ratoncito gris con tanto miedo como él.

Ratón huye por la galería que le lleva al patio de la casa de al lado.
Queso corre por la misma galería.
Ratón se sube a la maceta de geranios
Queso se sube a la misma maceta.
Ratón empieza a mover sus bigotes con nerviosismo. Coge carrerilla y salta al jazmín
Queso coge carrerilla y también salta, aunque se queda un poco más lejos. Ahora desciende por una rama para quedarse más cerca.
Ratón se frota sus ojillos rojos. No da crédito a lo que está pasando. Baja de un salto y entra aprovechando que la puerta de la cocina está abierta.
Queso oye voces de personas que se acercan. -¡Si pasaran por aquí cerca...!
Se balancea en la rama de la que está colgando, se suelta y aterriza en un zapato que lo lleva directamente a .... ¡Sí! ¡la cocina!
Llega justo a tiempo para ver que ratón se ha metido detrás del cubo de basura. Se tira desde el zapato y cae muy, muy cerca.
Ratón sale corriendo. -¡Déja de perseguirme, nos van a pillar!
Queso corre detrás - ¡No sé donde ir, llévame a un lugar seguro!
A Ratón no le hace ninguna gracia, nunca ha visto un queso con ojos o piernas. Corre hasta llegar a la tubería del fregadero. De ahí pasa al enchufe de la nevera, gatea por el cable y se queda en la parte de arriba, donde espera no ser visto.

Queso sube por la tubería. salta al enchufe, empieza a ascender por el cable....-¡Qué calor!
Queso empieza a ponerse muy blando, se le escurren las manos y los pies, suda grasa.
-¡Ayúdame, me estoy derritiendo!
Ratón se asoma temblando -¿Prometes no comerme?
-Como no te des prisa ni siquiera podrás comerme tú a mí.
Después de dudarlo unos instantes Ratón vuelve a descender hasta el cable. ¡Queso huele tan bien! Lo coge con delicadeza entre sus dientes y desciende hasta el suelo.
Hay una niña en la cocina. Está merendando mientras su tía recoge la compra que acaban de traer.

Se oye un golpe en la habitación de al lado.
-¿Qué haces tito?- le pregunta con el vaso de colacao en la mano
-¡Ven, corre, he cazado una mosca!
La mujer y la niña van a ver el trofeo con risa y curiosidad y ratón aprovecha para sacar a Queso de debajo de la nevera.
Está blando y grasiento y ratón le da un cariñoso lametón.
-Sigue, por favor- le dice Queso sonriendo- Me sentiría mucho mejor. Si me comieras iría a todos lados contigo, ya no tendría que perseguirte jamás.

Así fue como Queso y Ratón se hicieron inseparables y...
Colorín colorado, este ratonil cuento se ha acabado.



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